ley de newton


 Las odié por tanto tiempo, las culpé de perder lo que mas ha significado para mi en mi vida; creí que eran un error en mi camino.

me costó 30 años dignificarlas y amarlas como parte de mi, saber que todas son hermosas con cada una de sus particularidades... las amo, las respeto y les agradezco.

tuve que hacer una tregue entre su territorio y el mío, darme cuenta que son mías, y no son ni mejor ni peor que las de nadie.

yo quise reducir su espacio en mi vida, en mi cuerpo, las escondí, flagele con coentario su magia, y las lleve a sitios oscuro y reprochables.

pero hoy me gustan, me encantan, son dos margaritas llenas de flor, son dos lirios que se abren ante la magia de los besos, me encanta que ellas no creen en mentiras, siempre supieron como hacerme sentir, como dejarme resurgir en un mundo de sensualidad y fuerza.

Me encantan... puedo hablar de ellas siempre, me gusta la combinación de sus colores, como el blanco es atenuado con un rosa claro dejando ver dos pequeños brotes de flor, su tenue sabor a luz, que aunque nunca lo he probado no lo dudo.

tan consecuentes con la ley de gravedad, con el aire frio que se cuela entre sus barrotes despojandome de la necesidad por ocultarlas, amo su rechazo a ser disfrazadas como un elemento más del sexo, y que quieran restablecerse más como el arte que siempre han sido.

poquito a poquito lo hemos logrado, desligando las barreras entre ellas y yo.


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