Este escrito lo empecé hace mucho tiempo, es un tema delicado para esta autora... uno de los temas más delicados...
Siempre que he leíd libros de auoayuda, o he escuchado a diferentes conferencistas que alientan a las personas a "amarse a sí mismos", a lograr sus metas, a aceptar sus cuerpos, mejor dicho a ser felices... y decían que solo necesitaban decidirlo... siempre me reía... como podían decirle eso a víctimas de violación, a mujeres maltratadas, a madres que perdieron a sus bebes por abortos espontáneos... tantas historias que es prácticamente un insulto afirmar esas ideas...
Sin embargo... puedo decir finalmente, después de tantos años de desprecio ensimismado, de auto infingirme tantas críticas vacías de amor propio... puedo decir y afirmar con un dulce sabor amargo que estoy orgullosa de quien puedo ser, de quien soy; mi propia salvavidas, mi rescate... escuche a mis lágrimas, amé con todo mi ser a mi pasado, abracé sin temor a mis recuerdos.
Confieso que no ha sido fácil, que me ha costado personas, sentimientos, energía y tiempo; y aunque no tengo toda la felicidad sé que debo trabajar y conocer tantisímo...
Mi cuerpo es mi templo, y lo abandoné... en la foto sólo puedo ver a un cuerpo que se comía a sí mismo, a un cuerpo que el dolor colonizó, y que la muerte casi alcanza... una foto que me recuerda a alguien a quien amo...
Unos huesos que sufrieron, unos brazos que no sostuvieron su bebé, unas alas quebradas, un abdomen que aunque plano es la muestra feaciente del dolor y el desgaste por ser lo que no quiero ser, y no quiero volver a ser.
Me amo, amo mi cuerpo y nunca me había sentido más orgullosa de quien soy externa e internamente.
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